Por: Marielena Castillo Torres (@mar_i_elena_) y Libertad Valquiria Meza Pacheco (@lvalkyrie)
Diferentes crisis han aquejado a la humanidad a lo largo de su historia, trayendo como resultado una vasta gama de dinámicas diversas y multidimensionales. Las sociedades se enfrentan, cada vez más, a nuevos retos y tensiones políticas que se conciben en la periferia de los grandes ejes de conflicto contemporáneos. En todo ese trasfondo, el ser “refugiado” se ha convertido en uno de los mecanismos más trascendentes para la población de diversas naciones. Sin embargo, cabe resaltar que tal término se ha expuesto a tergiversaciones como consecuencia de su uso frecuente, y suele confundirse con otras condiciones como, por ejemplo, la de migrante.
Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados y la Unión Interparlamentaria (2001), queda estipulado en la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, que una persona en esta condición no puede acogerse al país de su nacionalidad debido a temores de persecución, por razones de raza, religión, opiniones políticas, etc. A esta definición, según el mismo documento, se le extienden dos fuentes de información más: la Convención de la OUA, que añade que algunos motivos para ser refugiado son acontecimientos graves que alteran el orden público (como guerras, invasiones u otro tipo de agresión exterior) y la Declaración de Cartagena, que reconoce la falta de libertad, la vulneración de Derechos Humanos y la violencia generalizada como factores relevantes. Es así que a lo largo de los años y tomando aquellas ideas como base, las definiciones se han ido transformando en el tiempo; no para perder legitimidad, sino, para ganar amplitud.
En la actualidad, basado en el Informe Semestral de Tendencias del ACNUR (2022), el número de personas desplazadas globalmente se estima en 103 millones. Es necesario destacar que tal cifra comprende a las personas refugiadas que están bajo el marco del ACNUR, como aquellas que no lo están. Asimismo, engloba a solicitantes de asilo y otras que necesiten algún tipo de protección internacional. Aquellos datos son un poco alarmantes, porque según el informe implica un crecimiento del 15% en comparación con el año 2021. De igual forma, ACNUR (2022) advierte que el desplazamiento forzado seguirá una línea de crecimiento estable desde finales del 2022 hasta el actual punto temporal.
Cabe preguntarse, entonces, cuáles son los conflictos que influyen de manera sustancial al incremento de este tipo de porcentajes. En primera instancia, según el informe semestral en mención, la invasión de Rusia a Ucrania se ha configurado como el desplazamiento más veloz y uno de los mayores vistos desde la Segunda Guerra Mundial, con un número de personas refugiadas que sobrepasa los cinco millones. Asimismo, algunos países de América Latina y el Caribe que se encuentran con frecuencia entre los lugares de origen en las solicitudes de asilo son: Venezuela, Nicaragua, Cuba, Honduras y Colombia. Principalmente, los países mencionados enfrentan un deterioro en las condiciones de vida a causa de conflictos políticos o económicos circunscritos a situaciones de corrupción, autoritarismo y represión de libertad individual.
Otros casos notables de mención son el de la República Centroafricana, con desplazamientos provocados por situaciones de violencia e inseguridad; Myanmar, con desplazamientos provocados por situaciones de riesgo producto del gobierno (consolidado por un golpe militar); Burkina Faso, con situaciones de violencia debido a grupos insurgentes; o Mozambique y Etiopía, con situaciones de vulneración de derechos humanos. Indiscutiblemente, los ejemplos descritos solo son una pequeña fracción de países con estadísticas amplias de refugiados, y la información presentada no puede ser tratada como absoluta ni como la más imprescindible. También es relevante destacar que, con las nuevas transformaciones sociales y tecnológicas, las sociedades concebirán nuevos dilemas que pueden culminar en crisis y un posible aumento de refugiados en el mundo. Estas probabilidades crecen, sobre todo, en países que se encuentran en vías de desarrollo.
Pese a lo dramático del escenario, los pronósticos sobre la situación de refugiados en el mundo mejoran en el sentido del asistencialismo de las organizaciones internacionales y en el hecho de que el impacto del Covid-19 ha disminuido. Esto ha supuesto una mejora de oportunidades respecto a la calidad de vida en aquellos que se encuentran en situación de refugio; pero específicamente, existe un destacado esfuerzo por flexibilizar el marco educativo. De esta manera, en los últimos años y con mayor celeridad, se han estado creando y gestionando proyectos o programas académicos en favor de las niñas, niños y jóvenes refugiados. De igual forma, se han construido diversas alianzas internacionales entre organizaciones sin fines de lucro e, incluso, entre organismos de diferentes estados para fortalecer y ampliar las herramientas de asistencialismo educativo.
Tomando como punto de referencia el análisis de Lucie Cerna titulado “Refugee education: Integration models and practices in OECD countries”, un trabajo aprobado y publicado entre los documentos educativos de la OCDE, se dilucidan algunas necesidades fundamentales para la integración educativa de personas refugiadas. Una de aquellas, según Cerna (2019) es la adquisición del idioma del país de acogida, sin perder el valor del idioma natal. Si bien, hay una tendencia a asimilar el nuevo idioma por considerarlo como pieza clave de éxito para la adaptación y desarrollo en el nuevo territorio, esto también puede conllevar a otro tipo de dilemas. Pueden concebirse dudas respecto a la identidad nacional y cambios en los valores culturales producto de aquello. Sin embargo, aunque lo señalado puede visualizarse más en jóvenes o adultos, la situación en la niñez es diferente y estará más ligada a las medidas que se tomen en el entorno familiar. Puede reforzarse el valor de la lengua natal, como también, esta puede quedar en el olvido para profundizar el esfuerzo en la adquisición de una nueva lengua.
Si bien hay muchas necesidades más, una completamente imprescindible y presente en la mayoría de investigaciones es la de superar y sobreponerse ante la escolaridad interrumpida. La necesidad en mención supone otros retos ligados especialmente con el sistema educativo del país de acogida y con las prácticas pedagógicas aplicadas en las diferentes instituciones del sector. Superar la escolaridad interrumpida no solo implica el acceso a oportunidades, la ayuda mediante diversos programas o la flexibilidad del sistema educativo para asimilar a los nuevos estudiantes sin obstaculizar o ralentizar sus objetivos ya planteados. Sino que, aquello supone nuevas prácticas docentes que permitan una real inmersión y acogida del estudiante en los espacios donde se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, la creación y el abordaje de nuevos recursos y materiales didácticos, y la planificación de estrategias integrales que eviten una posible deserción.
Afortunadamente, para fortalecer los esfuerzos de los sistemas educativos nacionales, se suman a ellos organizaciones internacionales como la UNESCO. En el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, la UNESCO (2020) menciona algunas acciones efectivas que se están llevando a cabo, tales como: la creación de centros de aprendizaje temporales, la prestación de servicios gratuitos a niños y niñas refugiados, la creación de programas comunitarios de subvenciones o programas de refuerzo educativo. No obstante, el logro más notorio es la aceptación y la consolidación global del enfoque inclusivo. Pues, aquel no solo trabaja para el campo de la neuro divergencia; sino también, para aquellos que, por razones de riesgo, cuentan con estudios discontinuados.
La situación de los refugiados en Perú
Para el año 2022 según GTRM (2022) la población de refugiados y migrantes ascendía a más de 1,32 millones de personas de nacionalidad venezolana. De estos, 532 mil solicitaron la condición de refugiados. Así mismo, Perú es refugio de personas de otros países del continente americano, entre ellos: Colombia, Cuba, Ecuador, Haití y República Dominicana, así como de otros países como Turquía, Yemen, Nigeria, Siria, Palestina, Irak. Es previsible que con el pasar de los años el incremento de refugiados haya aumentado exponencialmente y que estos hayan visto en el Perú una oportunidad para poder rehacer su vida.
En la actualidad, en Perú se brinda asistencia humanitaria y/o respuesta de emergencia, protección, se implementan soluciones para ello, se impulsan campañas para el empoderamiento comunitario y la integración y reducción de xenofobia. Todos estos trabajos fueron realizados en estrecha colaboración entre ACNUR, el gobierno, así como entidades religiosas o sociales y otras agencias de la ONU cuyo enfoque es el de protección con base comunitaria. Dentro de los programas y proyectos sociales vigentes en Perú, se rescata el programa multianual llevado a cabo por UNICEF y el Ministerio de Educación llamado “Promoviendo la Educación inclusiva en igualdad de oportunidades para las niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados de las comunidades de acogida en el Perú” (2021) que es parte de la iniciativa del Programa Education Cannot Wait enfocado en responder y buscar solución a los desafíos de la educación en contexto de emergencia, cuyo periodo de vigencia comprende desde el 2021 hasta el 2023. Asimismo, existen tres centros de apoyo para refugiados CAREMI en San Juan de Lurigancho, San Martin de Porres y San Juan de Miraflores, de la mano de ACNUR y Encuentros-SJS. Todos estos programas fueron creados con la intención de apoyar en todos los ámbitos socioemocionales a los refugiados que se encuentren en determinada zona geográfica.
Ahora bien, el desplazamiento de los refugiados genera retos a ser resueltos en los países de destino. Según el Informe sobre desarrollo mundial (2023) el mayor reto es reconocer y aprovechar el potencial de la migración para satisfacer sus necesidades laborales a largo plazo, sin descuidar, claramente, los aspectos de respeto básico de los refugiados. Para poder afrontar los retos que surgen es necesaria la cooperación internacional y la implementación de políticas que satisfagan cada una de las cuatro categorías de desplazamientos (siendo dos destinadas para los refugiados). En el caso de los refugiados con alto nivel de correspondencia entre sus habilidades y atributos y las necesidades del país de destino, el principal objetivo es aumentar los beneficios netos y reducir los costos de países receptores proporcionando acceso y derechos a los mercados laborales.
En el caso de los refugiados con bajo nivel de correspondencia entre habilidades y atributos y las necesidades del país de destino, cuyo objetivo de políticas sería para el país de destino de reducir los costos asociados a la recepción de refugiados y distribuirlos a nivel internacional, adoptando un enfoque a mediano plazo, garantizar sostenibilidad financiera sin que repercuta en el acceso al mercado laboral.
Trasladando estas dos categorías a la realidad del desplazamiento en Perú, tenemos que aunque hemos recibido alrededor 1.5 millonarios de personas entre migrantes y refugiados -únicamente de nacionalidad venezolana- según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela R4V (2023), no es la primera vez que Perú es un país receptor de personas desplazadas. El Perú recibe desde el año 2016 de forma constante y ascendente personas desplazadas de todas las edades. Ahora bien, según la CAVEPEN (2021) cerca de un 47,5% de los migrantes venezolanos mayores de 18 años residentes en el Perú al año 2020 cuenta con estudios superiores universitarios o técnicos completos.
Como antecedente tenemos también que de un informe del Banco Mundial (2019) una posible integración de la población venezolana en el Perú podría mejorar la productividad del país en un 3,2 %. Esto claramente demuestra que existe potencial laboral dentro de una parte de la población de personas desplazadas. Sin embargo, nuestro país no ha sabido cómo incentivar la inserción e incluso facilitar la homologación de algún título académico de educación superior pudiendo haber previsto el incremento de población de migrantes y refugiados desde hace siete años, y es una labor que debe seguir siendo desarrollada y trabajada en conjunto por todas las diferentes organizaciones cuya misión es el apoyo a este grupo vulnerable.
Como hemos visto, existen diferentes motivos que llevan a una persona a desplazarse de su tierra natal a un país diferente. Cuando los motivos detrás del desplazamiento son por persecución, por razones de raza, religión, opiniones políticas, etc., se adopta la condición de refugiado. Alrededor del mundo se estima aproximadamente 103 millones de personas desplazadas que han sido recibidas. Perú ha sido en los últimos seis años un país de destino para migrantes y refugiados de diferentes nacionalidades. Debido a ese incremento constante diversas organizaciones de la mano del Estado han procurado actuar para beneficiar a este grupo vulnerable estableciendo políticas y programas sostenibles. Por ello, aunque es un reto constante tanto como para los refugiados y para los países de destino, se debe seguir trabajando, perseverando y así contribuir a lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecido por las Naciones Unidas y aminorar las consecuencias desfavorables que llevaron a estas personas desplazadas a abandonar su país natal.
Referencias Bibliográficas
ACNUR y Unión Parlamentaria. (2001). Protección de los refugiados. Guía sobre el Derecho Internacional de los Refugiados. Ginebra, Suiza. https://www.acnur.org/fileadmin/Documentos/Publicaciones/2012/8951.pdf
ACNUR. (7 de mayo de 2021). Refugiado o migrante: conocé la diferencia entre los dos términos. Fundación Acnur Argentina. https://fundacionacnur.org/novedades/noticias/refugiado-o-migrante-conoce-la-diferencia-entre-los-dos-terminos/#:~:text=Decimos%20%27refugiados%27%20cuando%20nos%20referimos,la%20definici%C3%B3n%20legal%20de%20refugiado
ACNUR. (2022). Informe Semestral de Tendencias, 2022. Copenhague, Dinamarca. https://www.acnur.org/media/65312
ACNUR. (2022). Grupo de Trabajo para Refugiados y Migrantes. Perú. https://www.r4v.info/sites/default/files/2022-05/GTRM_TdR_2022_vfinal.pdf
Cerna, L. (2020). Educación para personas refugiadas: Modelos y prácticas de integración en países de la OCDE. Documento de trabajo de la OCDE, No. 203. (OEI, Trans.), (Obra original publicada en 2019). https://oei.int/oficinas/mexico/publicaciones/educacion-para-personas-refugiadas-modelos-y-practicas-de-integracion-en-paises-de-la-ocde
Defensoria del Pueblo (2020) Guía para personas refugiadas, solicitantes de la condición de refugiado y migrantes en el Perú. https://www.defensoria.gob.pe/wp-content/uploads/2021/02/Gu%C3%ADa-para-personas-refugiadas-solicitantes-de-la-condici%C3%B3n-de-refugiado-y-migrantes-en-el-Per%C3%BA.pdf
Grupo Banco Mundial. (2023). Informe sobre el desarrollo mundial 2023. https://openknowledge.worldbank.org/server/api/core/bitstreams/ebc6a0c3-1b87-4669-b161-dbb2b5d2a7da/content
MINEDU, RET, Plan Internacional, Save The Children, UNESCO y UNICEF. (2021). “Promoviendo la Educación inclusiva en igualdad de oportunidades para las niñas, niños y adolescentes migrantes y refugiados de las comunidades de acogida en el Perú” https://www.ugel02.gob.pe/file/27516/download?token=chj7eCvn
Rubio, P. (1999). El concepto de refugiado en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951: tratamiento normativo y realidad. Agenda Internacional, 6(12), pp. 137-148. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/6302568.pdf
UNESCO. (2020). Informe de seguimiento de la educación en el mundo, 2020: Inclusión y educación: todos y todas sin excepción. París, UNESCO. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000374817
Cámara Empresarial Venezolana Peruana y la Konrad-Adenauer-Stiftung. Estudio de la contribución actual y potencial de la migración venezolana en la economía peruana. 2021 https://cavenpe.com/wp-content/uploads/2021/08/Estudio-Impacto-econ%C3%B3mico-CAVENPE-KAS.pdf
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